La mayorÃa de nosotros recordamos celebrar el DÃa de la Madre desde la infancia el primer domingo de mayo. Nuestras madres nos han cuidado desde pequeños, nos han contado un cuento antes de dormir, han madrugado para prepararnos para ir al colegio y son una fuente inagotable de cariño, siempre ahà para cualquier cosa que podamos necesitar. Por eso, tenemos un dÃa especial para honrarlas y agradecerles todo lo que hacen por nosotros, para compensarlas por todo el amor incondicional que nos brindan cada dÃa. Siendo las flores a domicilio uno de los regalos más populares.
Sin embargo, aunque esta celebración tiene lugar en casi todos los paÃses del mundo, no se hace siempre el mismo dÃa, ni se festeja de la misma manera en todos sitios, ni tampoco ha tenido siempre el mismo sentido. Muchos creen que el DÃa de la Madre está relacionado con las estrategias de marketing de los grandes almacenes para aumentar sus ventas, pero lo cierto es que en su origen tuvo un sentido muy diferente.
De hecho, para conocer el origen del DÃa de la Madre, debemos remontarnos a la Antigüedad. En Egipto ya se rendÃa homenaje a Isis, la «Gran Diosa Madre». Según la mitologÃa, al morir su hermano y marido despedazado, fue en busca de todas las partes, quedarÃa impregnada de ellas y fecundarÃa de esta forma a su hijo Horus. Con el mismo sentido en Roma y Asia Menor se rendÃa homenaje a la diosa Cibeles y en Grecia a la diosa Rea. Y los católicos le darÃan un toque cristiano a la celebración sustituyendo a estas diosas paganas por la Virgen MarÃa.
Honrar la maternidad también fue una caracterÃsticas de las culturas prehispánicas de América. por ejemplo, los aztecas rendÃan culto a la madre del dios Huitzilopochtli, la diosa Coyolxauhqui o Maztli, que se representaba con forma de luna. Según la mitologÃa azteca, durante la creación morirÃa a manos de las estrellas que le quitaron la vida por celos para que no diera a luz a su hijo, que representaba al sol. Sin embargo, su hijo conseguirÃa vencer a las tinieblas y nacer. Los aztecas sentÃan especial predilección por esta diosa y en su nombre fabricaron multitud de esculturas de oro y plata, demostrando la importancia que para ellos tenÃa la maternidad.
En el siglo XVI, comienza en Inglaterra una celebración denominada «Domingo de las Madres», que tenÃa lugar el cuarto domingo de Cuaresma. Este dÃa las familias acudÃan a misa y los hijos hacÃa regalos a sus madres cuando volvÃan a casa. Además, los sirvientes tenÃan permiso para visitar a sus familias ese dÃa y cocinar un pastel para llevarlo como regalo, al tiempo que seguÃan cobrando su salario.
Algunos colonos ingleses intentaron mantener viva la tradición en Estados Unidos, pero las condiciones en las que trabajaban en este paÃs hicieron que, en muchos casos relegaran este tipo de tradiciones para evitar problemas.
Esto no significa que la celebración cayera en el olvido. En 1870, Julia Ward Howe, autora del Himno de la República, organizó una gran manifestación pacÃfica y una celebración de carácter religioso a la que invitó a todas las madres que habÃan perdido a sus hijos en la guerra. Esta fiesta tuvo lugar un dos de junio y, aunque tuvo éxito, no consiguió convertirse en costumbre. Algo que cambiarÃa Anna Jarvis a comienzos del siglo XX.
Anna Jarvis habÃa perdido a su madre en el año 1905 y quiso organizar una celebración en su memoria tres años más tarde. La muerte de su madre marcarÃa su vida y, tomando como base la demanda de Howe, decidió escribir a maestros, religiosos, polÃticos, abogados y otras figuras influyentes de la época para que apoyaran su proyecto y pudiera realizar la celebración el segundo domingo de mayo.
Asà pues, en 1908 tendrÃa lugar la primera celebración para homenajear a las madres en una iglesia metodista de Grafton, Virginia. La celebración se llevó a cabo el 10 de mayo y a ella acuderon nada menos que 407 madres acompañadas de sus familias. Durante la misma, Anna Jarvis regaló a cada madre un clavel blanco, la flor favorita de su madre, por lo que el clave de ha convertido en una de las opciones más populares para enviar flores a domicilio el DÃa de la Madre. Esta fiesta tuvo una gran aceptación y en 1910 ya se habÃa extendido por buena parte de Estados Unidos.
A raÃz de ello, Anna Jarvis presenta un proyecto de ley en el Congreso de los Estados Unidos a favor de la celebración del DÃa de las Madres como fiesta nacional. Las autoridades no mostraron especial interés en que esta clebración fuera oficial. la Caámara de Representantes de Estados Unidos aprobó el proyecto casi de inmediato, pero el Senado archivó la resolución y no concluyó los trámites.
Anna Jarvis recorrerÃa el paÃs con sus colaboradores para difundir su idea y contactar con personas influyentes, consiguiendo que personas de todas las clases sociales, legisladores y gobernadores, protagonistas de medios de comunicación y lÃderes religiosos presionaran al Senado para aprobar la iniciativa. En 1914, después de deliberar y aprobar el proyecto, el presidente Wilson firmó la petición para oficializar este dÃa que serÃa celebrado el segundo domingo de mayor.
Con posterioridad, otros paÃses de todo el mundo se irÃan uniendo a la celebración. Ana Jarvis pudo ver como más de 40 paÃses oficializaban la celebración por la que ella tanto habÃa luchado en Estados Unidos. Y en la actualidad se celebra en en 70 paÃses aproximadamente. Con lo que Jarvis no contaba es con el hecho de que esta fiesta terminarÃa adquiriendo también cierto carácter comercial. El dÃa tenÃa por objetivo se una «fiesta de agradecimiento hacia la madre, que nos ha dado la vida, como en las religiones celtas se agradecÃa a la Madre Tierra».
De hecho, Anna Jarvis, que habÃa pasado toda su vida luchando para que todos reconocieran la importancia y el valor de las madres, intentó anular esta celebración cuando vio el carácter lucrativo que habÃa tomado, pero no lo consiguió. MorirÃa en 1948, a los 84 años de edad. Durante toda su vida recibirÃa tarjetas conmemorativas de mucha gente, pero irónicamente nunca llegó a sentir lo que era ser madre.